sábado, 3 de abril de 2010

Vorher/Nachher. Hombre que espera.

Que yo te espere, que eso parece ser una ley natural... El hombre espera. El hombre espera. Sabes ¿cuantas horas de mi vida he pasado esperandote? ¿lo sabes? ¿Y porque? Porque tú eres incapaz de hacer un plan. De hacer un plan y luego cumplirlo. No tienes las condiciones estructurales para ello. Simplemente no eres capaz. Por eso mismo ya ni me altero. Es como una discapacidad. Habíamos acordado una hora. Habíamos dicho, a las diez salimos de aquí. Son veinte para las diez, y me dices que te vas a dar una ducha rápida, una ducha rápida. Como siempre. Y yo sé cuanto te demoras en ducharte. En el mismo momento en el que dices que te vas a duchar rapidamente, sé que pasarás no menos de 90 minutos detrás de esa puerta del baño. Es decir, me dejas esperando aquí desde veinte para las diez. O bien, okey, desde las diez. Los veinte minutos antes son asunto tuyo. O sea me tienes esperando desde hace setenta minutos. Estoy hechando raíces aquí, y no tengo idea qué hacer. Dime, qué hago. No puedo irme sin ti. ¿O no? Qué otra cosa puedo hacer salvo mirar como un estúpido la puerta y mirar el reloj. Me estoy volviendo loco. Ya no puedo concentrarme en nada más. Tienes claro que llegaremos tarde. Tienes claro qué significa eso. Tienes claro que desde aquí necesitamos tres cuartos de hora para llegar hasta allá. ¿No cierto? Eso lo tienes claro - tienes que tenerlo claro, si te lo dije. Te dije, tenemos que salir de aquí a las diez, si no, no alcanzaremos a llegar, y ahora son casi las once. Las once, y todavía no salimos. Esto es una locura. Así no se puede. Por Dios, tienes que entender eso, así no se puede.